Los zorros volvieron a ganar tras un partido lleno de trabas y dificultades para encontrarse con el gol.

El pasado 26 de mayo, los zorros se encontraron de nuevo en la Sala Stadium para enfrentar un nuevo partido lleno de incertidumbre debido a los resultados de los últimos enfrentamientos, pero con la sed de victoria intacta tras una semana que ha servido principalmente para motivar a los nuestros que volvían a jugar de local.

Y es que cuando los resultados no acompañan, lo raro es ver que la gente se quiera quedar en el barco. Pudimos ver ya en la convocatoria que la falta de efectivos era más que notoria (viendo cómo la baja más sensible fue la de Claudia, que falló a escasos minutos de empezar el partido), hecho que supuso un planteamiento del conjunto zorril al que no nos tienen acostumbrados, siendo de esta forma un partido absolutamente defensivo, intentando no dejar espacios por dentro y saliendo al contragolpe en cuanto había posibilidad.

La primera parte del partido fue más bien tirando a aburrida, con un conjunto rival que se limitaba a conservar el balón, moviéndolo de lado a lado y evitando el ataque directo (incomprensible debido a la inferioridad numérica que presentaron los nuestros). Hecho que dejaría a ambos bandos de la afición con caras largas.

Vistas las pocas acciones ofensivas presentadas por el rival, el conjunto local pasó a la acción, presentando un ritmo de partido y un dominio tan aplastante que ya se daba por cantado un gol que tardaría en llegar pero llegó. Un gol que sorprendió a todo el mundo, puesto que se estrenó en su cuenta particular de uno de nuestros últimos fichaje, Vinicius JR, tras driblar a jugadores como si se tratase un partido de grandes contra pequeños en el patio del colegio.

Cabe destacar en el gol la gran actuación de nuestro “Mapache” Farré, que fue el director de orquestra de la jugada y de prácticamente el partido, ya que realizó un incansable juego psicológico durante los meses anteriores para debilitar al rival, tal como declaró en las entrevistas postpartido.

Desgraciadamente y pese al despliegue ofensivo durante un gran tramo de la segunda mitad, de cara al final del partido, el conjunto rival empezó a incidir en la defensa zorril, mermada por el esfuerzo físico que realizó durante todo el partido. Pero no era cuestionable que nuestro equipo sacaría la garra suficiente para aguantar el ataque constante del conjunto rival, por lo que el encuentro concluyó con un escaso pero celebrado 1-0, recuperando las sensaciones perdidas y dejando atrás los malos resultados y los conflictos entre los miembros del vestuario.

La frescura de los nuevos fichajes devolvió la ilusión a la afición, y la veteranía de los que ya estaban en el equipo sacó la casta de campeón que los Zorros habían perdido. Al fin, bailó Vini.

Os informa, la Zorrería.