LA SEMANITA DE DAVID Y DE SUS FORTUNAS Y ADVERSIDADES

Recientemente, se ha puesto en duda la integridad y profesionalidad del capitán de Los Zorros y su compromiso con el club. Estas dudas son fundadas, se ha visto al capitán zorril en un prostíbulo en una carretera secundaria dirección Matalascañas, altamente ebrio y con ínfulas de grandeza. Por si fuera poco, su ego desmesurado, ha creado incomodidad en un vestuario, que lo último que necesita son más inconvenientes en una temporada tan dura tanto en el juego, como en lo extradeportivo.

Ha quedado claro que Los Zorros necesitan un líder, un director de orquesta que mueva la batuta con el compás que debe seguir el equipo. David Farré, vieja gloria del club, intentó tomar las riendas para enderezar al equipo, pero su paso por la institución fue breve y fue rápidamente destituido al carecer de mano dura y no ofrecer lo que el club necesitaba.

Así pues, Los Zorros depositaron sus esperanzas en el capitán. Argente apareció en los momentos más bajos del club como un faro en la oscuridad y llevó al equipo a una racha de victorias, convenciendo en el juego y creando un buen ambiente en el vestuario que se traducía en una excelente química en el terreno de juego. Sin embargo, nada bueno dura eternamente en este club que aunque tantas alegrías nos ha dado, parece destinado al fracaso.

Tras unas complicadas semanas de parón debido a motivos extradeportivos (entre la que se puede recoger una semana de excesos y problemas con diversos órganos vitales), David Argente acudía a una semana clave para su mejora personal y profesional, dentro y fuera del campo. Para volver al máximo nivel, el cuerpo técnico preparó una semana de entrenos completa, en las que se incluía un trabajo de riñón completo para recuperar su resistencia al alcohol y diversas sustancias.

La primera prueba de fuego se produjo el pasado martes con un entrenamiento aparentemente fácil para él ya que se compuso con ejercicios para trabajar ligeramente el músculo (algo a lo que ya estaba acostumbrado por lo que cantan las voces desde dentro del vestuario). Consiguió resolver la faena sin problemas, con buenas sensaciones e incluso tuvo un momento para demostrar a cámara la flexibilidad y endereza de su músculo, ya completamente recuperado. No obstante, los preparadores físicos compartieron que David quería seguir, pero que por el bien del jugador y para prevenir posibles roturas de corazón, lo mejor era reposar tras una noche de trabajo.

Fue aquí donde David “Crafian” Argente, cometió el primero de una larga cadena de errores y decisiones desafortunadas. El capitán desobedeció los consejos de los médicos y decidió forzar. Argente, famoso por actuar impulsivamente, jugó el mismo martes un partido como local y aunque resolvió el partido con frialdad y calidad técnica que rozaba la excelencia futbolística, le produjo una sobrecarga muscular, que le hicieron llegar tocado y bajo aviso a los siguientes encuentros.

El miércoles fue equivalente a lo que los ingleses llaman “la coronación”, lo que a los cristianos les merece el día de “la resurrección de cristo”.

Efectivamente, lectores, nuestro queridísimo mediapunta recuperó la versión de buen fútbol a la que nos tiene acostumbrados en un partido con los juveniles de la Sala en el que, pese a verse atascado y falto de ideas en los primeros compases del partido, mereció la pena la espera. En el añadido del partido, David volvió a mostrar un destello de esa calidad a la que nos tiene acostumbrados en el último tercio de la cancha, donde halló una vez más la magia que sale de sus botas en forma de fútbol, trabajando una jugada de película que no podía tener otro resultado que no fuese un balón que se dirigía con música hacia el fondo de la red.

Pese a acabar el partido con unas sensaciones que hacían saltar de la emoción al cuerpo técnico de Los Zorros, el jugador en cuestión se encontró citando sus propias palabras “exhausto” de ejercicio tras dos días de alto voltaje.

Debido a eso, los preparadores físicos le permitieron un merecido descanso al ya experimentado centrocampista del conjunto zorril hasta el fin de semana, que esta vez sí decidió respetar. Si me preguntan a mí, un humilde periodista, creo que incluso un reloj roto da la hora correctamente dos veces al día y aunque el capitán de Los Zorros no destaque por su intelecto, la situación era tan límite, que incluso él mismo fue capaz de ver que había que guardar reposo.

En este momento de la historia, llega un héroe inesperado a la trama con el cual se culminaría la semana de excesos para David; nuestro portero César Crespo.

César realizaría uno de esos pases de gol a la altura de pocos jugadores, que supondría el punto y final con un gol combinado, que recuerda a las maravillosas jugadas de fútbol sala, dignas de la calidad de Ricardinho en el Movistar Inter. Un golazo que entró por esos lugares a los que los porteros les cuesta llegar, quitando las telarañas de la escuadra de la portería rival.

Se llegó a comentar por parte de la afición rival el descontento con David, por un exceso de osadía por parte de nuestro Zorro protagonista, que se quedó con ganas de anotar un Hat Trick, que en más de una ocasión, causó un desbarajuste defensivo y que estuvo cerca de costarle la victoria al equipo. Pero a pesar de su mala cabeza y pésima toma de decisiones, “Crafian” demostró que también es humano y no pudo alcanzar su objetivo individual.

¿Cuál es el fin de está crónica? ¿Qué pretendemos con ella?. Es probable que estas preguntas os hayan surgido durante la lectura de estas humildes líneas redactadas desde la más sincera palabra de dos inocentes periodistas. Es innegable que el rendimiento del capitán es óptimo y que está muy por encima del resto de sus compañeros. Sin embargo, todos hemos visto esta película, un jugador joven con mucho éxito, un sueldo excesivo y un círculo de personas que no hacen más que decirle que todo lo hace bien. Desde el club, desde esta redacción y ustedes mismos en sus casas, saben que estas historias nunca tienen un final feliz. Tenemos claros ejemplos, Ronaldinho, Guti o Ronaldo el gordo. ¿Cuánto tiempo podrá mantener Argente este nivel?, o peor aún, ¿Cuánto tardará en arrastrar a sus compañeros consigo? No tenemos una respuesta para este enigma, pero mucho nos tememos que sea en menos tiempo del que esperamos. La afición por el alcohol, la prostitución y muy probablemente, las drogas, nunca han sido una buena combinación con jugadores jóvenes y talentosos. Desde la redacción de La Zorrería, solo podemos invitar a la reflexión al capitán del equipo y a los aficionados a hacerse la pregunta de si así es como quieren verse representados. No debe permitirse que el nombre de esta institución centenaria, nuestro equipo y el de nuestros padres antes que nosotros, sea manchado por la mala cabeza de sus jugadores y dirigentes.