Y tras el viaje a Madrid para jugar el torneo de invierno a última hora, los Zorros comenzaron el año con más que buenas sensaciones en el inicio de esta campaña, para sorpresa de muchos de los seguidores de este gran club, que esperaban un juego espeso tras la resaca de goles que se vivió en la capital.
El partido empezó tarde (debido a un retraso de la hora de la convocatoria) pero a buen ritmo. Los zorros impusieron su estilo pese a estar muy dispersos: desgraciadamente, a Joan no lo vimos saltar al césped tal como nos tiene habituados y tuvimos que empezar el partido con un jugador menos, pero eso no mermó a los zorros, que supieron llevar el partido y generar superioridad en el juego pese a tener inferioridad numérica.
La consigna del partido era clara: balones al 10 y que invente; Eric dió un recital de juego en su regreso al 11 inicial desde el minuto 1 de partido, encontrando una conexión portero – delantero que rozaba la perfección en los momentos clave del encuentro, encontrando espacios donde no los había y sacando a relucir la calidad del conjunto zorril cada vez que se terciaba una ocasión.
“Fue difícil, pero se compitió”, dijo el capitan de los Zorros en la entrevista postpartido, rememorando posiblemente una de las jugadas del año (pese a estar a 1 de enero), con un atrevimiento que recordó a los desbordes de Messi cuando empezaba a dar sus pasos por el fútbol de élite.
Aún así, los Zorros jugarían con todo en contra, pues el árbitro del encuentro dejó destellos dignos de Mateu Lahoz en jugadas clave, pitando el final del partido en la jugada que podría haber dado la victoria por la mínima a los locales.
Pese a luchar contra viento y marea, los nuestros dejaron un buen sabor de boca en este inicio de campaña. No nos extrañará ver titulares populistas que podrían resumir el partido en «Mucha creatividad, falta de efectividad», pero, nada más lejos de la realidad (y por lo demostrado ayer en el estadio La Sala), 2023 tiene un nuevo dueño: Los Zorros Fútbol Club.